REALIZA UN PARALELO CON LOS TRES AGENTES ECONÓMICO EN TU
BARRIO A LA VEZ GRÁFICO
LECTURA COMPLEMENTARIA
La familia como agente económico
Las fuerzas de producción ubican a la familia como medio
de reproducción de la fuerza de trabajo. En las sociedades capitalistas el
capital es incapaz por sí mismo de reproducir la fuerza laboral necesaria para
la producción social de mercancías; por tanto debe existir un agente que actúe
como medio de reproducción de dicha fuerza laboral, responsabilidad que
corresponde a la familia en general, pero que recae casi exclusivamente sobre
la Mujer.
En una economía de mercado la gran mayoría de
trabajadores depende de un salario que se incorpora como recurso para su
subsistencia y la de su familia. Se está en presencia de una multitud de
personas, hombres y mujeres, que en el devenir histórico han perdido su
existencia objetiva, es decir, no son propietarios de medios de producción,
-han sido separados de la tierra- y dependen de la venta de su fuerza de
trabajo; por tanto, ahora su existencia es subjetiva y sólo al encontrar un
comprador pueden conectarse al flujo de la economía. El capitalismo convierte
así al propietario en asalariado, miembro de la clase trabajadora y, a las
familias, en emprendedoras de procesos para proveer mano de obra, a la vez que
homogeniza la iniciación de tales procesos pues éstas parten de la adquisición
de un salario. En tal circunstancia su fuerza de trabajo es mercancía y en
consecuencia, debe tener valor de uso y valor de cambio.
El valor de cambio de la fuerza de trabajo está dado por
el valor de los medios de existencia indispensables para satisfacer necesidades
físicas, sociales y culturales del obrero y de su familia. La fuerza de trabajo
debe tener un soporte; alguien que la contenga; y sólo existe mientras ese ser
depositario esté vivo; desaparecido éste, desaparece la fuerza de trabajo. Para
mantener la vida del trabajador y de su familia se necesitan medios de
existencia: alimentos, vestido, techo, drogas, etc. Las personas se agotan a
diario y deben recuperarse, en una dinámica continua que hace que puedan estar
siempre dispuestas a producir; la compensación se hace a cuenta del trabajador
y de su familia con base, en parte, en un salario y este es, en síntesis, el
valor de cambio del trabajo expresado en dinero.
Como cualquier mercancía, la fuerza de trabajo debe tener
un valor de uso, es decir servirle a alguien para algo; ese alguien es el
capitalista que compra la mercancía para satisfacer su necesidad de acumulación
de excedentes como requisito necesario para mantenerse en el mercado. En esta
línea, la mercancía fuerza de trabajo, la compra el capitalista porque en el proceso
de producción el obrero genera un valor superior al valor de la fuerza de
trabajo que el capitalista le reconoce a través del salario; es decir, crea un
excedente que va para el capitalista y que Marx denomina plusvalía.
En palabras de ZARETSKY, “la clase capitalista organiza
la producción material como un sistema de producción de mercancías e
intercambios con base en la organización del trabajo a partir de la mano de
obra asalariada, para el caso, una mercancía. A través de una remuneración
inferior al valor que el trabajador produce, el capitalista está en capacidad
de apropiarse del excedente proveniente de un tiempo laboral no pagado. El
excedente es la base social para la existencia de la clase capitalista”.
El tránsito de una existencia objetiva a una subjetiva,
significó para el trabajador y su familia la pérdida del carácter de
propietarios; una vez separados de los medios y del material de trabajo, la
propiedad se reduce a la fuerza de trabajo que va al mercado para el
intercambio y allí quedan veladas las relaciones entre las personas. De la
misma manera como la relación entre dos mercancías -pan y lino- oculta los
vínculos entre el panadero y el tejedor, las relaciones salario-fuerza de
trabajo son en el fondo intercambios entre el portador de la fuerza de trabajo
y un patrón que la requiere para extraer trabajo excedente y convertirlo en
plusvalía, la cual se acrecienta por la existencia de “cierta forma de vida
familiar… el trabajo asalariado es sostenido por el trabajo socialmente
necesario, pero privado, de amas de casa y madres”. (ZARETSKY, 1976: 25)
En el mercado los objetos adoptan la forma de mercancías pero son simplemente
productos de trabajos privados, que en conjunto constituyen el trabajo
colectivo de la sociedad. Como sólo se aprecian las relaciones entre
mercancías, los trabajos privados no aparecen como relaciones sociales de las
personas en sus trabajos, sino como relaciones materiales cuantitativas entre
personas y los bienes económicos.
Según Marx, el proceso histórico de tránsito hacia
relaciones capitalistas significó el cumplimiento de cuatro condiciones básicas
que colocan la riqueza como el objetivo de la producción.
Disolución de la relación con la tierra. Ya no se es por
más tiempo propietario; ni individualmente, ni en calidad de pertenencia a un
colectivo.
Disolución de las relaciones en que el individuo aparece
como propietario del instrumento o herramienta de trabajo.
Diferenciación de los fondos de consumo y fondos de
producción.
Disolución de las relaciones según las cuales los
individuos mismos son unidades vivas de fuerza de trabajo, parte directa de las
condiciones objetivas de producción; el trabajador que antes dependía de sí
mismo, ahora depende de quien le quiera comprar su fuerza de trabajo.
En el capitalismo, la riqueza se convierte en el objetivo
de la producción y, ambas, riqueza y producción comienzan a interpretarse como
un hecho social, alejado de la naturaleza. Antes la producción, además de ser
natural estaba integrada a otros campos: a la cultura, a la religión, a la
política y a otros ideales más elevados que sólo fueron posibles mediante la
apropiación del excedente proveniente de la producción material realizada por
los individuos en la unidad doméstica. (ZARETSKY, 1976)
El cambio de objetivo requiriere organizar la producción
material bajo la forma de trabajo asalariado y socializar procesos básicos de
producción de mercancías centralizados en factorías de producción a gran
escala; esto representa algunas consecuencias a nivel de las familias; por
ejemplo, la función económica de la familia es oscurecida debido a que ciertas
formas de producción que se daban en su interior fueron sustraídas. El sistema
de factorías elimina algunas funciones productivas de la familia; sin embargo
esta no es una situación uniforme. Para el caso de la familia burguesa su
función “fue simplificada a la preservación y transmisión de la propiedad
capitalista, mientras la función productiva de la familia proletaria quedó
reducida a la reproducción de la fuerza de trabajo”. (ZARETSKY, 1976)
A partir del desarrollo y consolidación de la economía de
mercado, la familia -unidad doméstica- se concibe como “unidad de producción de
fuerza de trabajo” (SHERIDAN, 1991); este es el objetivo común de las familias
proletarias, como igualmente común es el origen de las remuneraciones: la venta
de fuerza de trabajo. La transformación del salario en alimentos, vestido,
recreación, salud y techo, en teoría, permite al obrero la reposición cotidiana
de su energía aplicada al trabajo, al tiempo que garantiza su permanencia en el
proceso de producción; y teóricamente también, debe contemplar la reproducción
generacional de la fuerza laboral; esto es, la manutención de la familia como
espacio de producción de los futuros trabajadores.
En el proceso de reproducción cotidiana y generacional de
la fuerza de trabajo, el salario es sólo uno de los variados recursos que se
implementan; a él se agregan materias primas, instrumentos, edificaciones,
materiales auxiliares o infraestructura, la división del trabajo por género y
edad, las operaciones de toma de decisiones. La disponibilidad, cantidad y
calidad de estos recursos señalan diferencias en el logro del objetivo, o sea,
en la calidad de la mercancía fuerza de trabajo. Así, un proceso que se supone
homogéneo, dado que parte de algo común a las familias proletarias como la
venta de fuerza laboral por un salario, se hace heterogéneo en la ejecución y
en los productos finales; pese a ello, “los resultados del trabajo doméstico
serán siempre los mismos: la manutención (reposición cotidiana de la capacidad
de trabajo) y reposición a largo plazo de la fuerza de trabajo”. (SHERIDAN,
1991)
Más que unidad de consumo, la familia es unidad de
producción de fuerza de trabajo, espacio de la reproducción cotidiana y
generacional del obrero. El carácter de unidad productiva de tan peculiar
mercancía, se deriva del desarrollo de la economía de mercado que surge en la
identificación de dos amplios sectores: de una parte, el productivo donde se
realiza la producción para el mercado siguiendo la tendencia del desarrollo
capitalista de socializar los procesos de producción en unidades de fabricación
en masa (ZARETSKY, 1976) y de otra, el sector de la reproducción, de la
subsistencia o de la economía doméstica, no productor de bienes y servicios
mercadeables.
Tras la función de la familia de ofrecer fuerza de
trabajo al sector formal de la economía, el sector de la reproducción subsidia
la actividad productiva de las empresas, en razón de que los hogares soportan
la subsistencia del obrero y así disminuyen los costos de fabricación de
mercancías y, en ese sentido, pueden considerarse portadores de un vínculo con
efectos indirectos sobre los procesos de acumulación. Así lo concibe
MEILLASSOUX (1979) quien aduce que la fuerza de trabajo es producida en una
institución denominada familia. En el capitalismo resulta muy barato
suministrar lo necesario para que el trabajador y su familia restituyan y
mantengan la capacidad de trabajo. Por la vía de extracción continua de valor,
las unidades domésticas se ven involucradas en un proceso de eterno aporte a la
acumulación de la economía capitalista, al tiempo que se preservan como
productoras de alimentos y de otros bienes. La familia sigue siendo la
institución en cuyo seno nacen, se alimentan y se educan los hijos, gracias al
trabajo benévolo de los padres, en particular de la madre; es sitio de la
reproducción conyugal de fuerza de trabajo, o sea producción de una mercancía.
ACTIVIDAD
En pareja explica en forma argumentativa lo positivo o
negativo la familia como agente económico
EL TRABAJO
Realiza un dibujo sobre el
trabajo que sueña en tu vida y así, escriba los
motivos porque de gusta ese trabajo.